A veces el mayor enemigo somos nosotros mismos . El mundo es áspero, la gente egoísta, la situación injusta y la moneda va y cae cruz. Pero la principal razón por la que somos infelices no está ahí fuera, está en nuestra cabeza . Deseamos siempre más, agradar a todo el mundo o conseguir los objetivos que nos pusimos cuando vivíamos en un mundo que ya no existe . Queremos que lo que vemos ante nuestros ojos encaje en nuestros esquemas y previsiones y cuando la vida va avanzando y vemos que las cosas no son como pensábamos nos frustramos , llegando a suprimir de nuestra cabeza lo que no nos gusta . Negamos nuestras pequeñas miserias ocultándolas a los demás y en algunos casos incluso negándonosla a nosotros mismos.